¿Alguna vez has querido tirar el ordenador por la ventana después de que otro candidato fantasma ? ¿O tirar tus KPI por la ventana cuando llega tu 3ª contratación “urgente” del mes sin un briefing?
Tranquilo, ¡no estás solo! Aunque muchos reclutadores siguen encontrando placer en su trabajo, otros experimentan un verdadero agotamiento nervioso. Ser reclutador se ha convertido en una fuente muy real de agotamiento nervioso. Y ya es hora de hablar de esta preocupante tendencia.
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Por qué la selección de personal se ha convertido en uno de los trabajos más estresantes en RRHH
Según una encuesta realizada por SageEn una encuesta reciente, el 95% de los profesionales de RRHH creen que su trabajo es abrumador debido a una carga de trabajo excesiva. Sí, el 95%. Eso es prácticamente todo el mundo.
Pero en esta gran familia de RRHH bajo presión, hay una subcategoría que reúne todos los ingredientes para una explosión retardada: los reclutadores. He aquí por qué:
Presión constante y multifactorial
Sin instrucciones claras, pero con una necesidad urgente. No hay candidatos cualificados, pero las expectativas son muy altas. Sin tiempo, pero con un plazo inamovible. Esta es la realidad cotidiana de muchos reclutadores. En la encrucijada de las cuestiones empresariales, de RRHH y operativas, tienen que lidiar con requisitos poco claros, plazos insostenibles y una escasez de talento que lo complica todo.
En consecuencia, los días son largos, las listas de tareas interminables y la presión omnipresente. Sobre todo porque cada contratación es estratégica y, por tanto, una fuente potencial de estrés si las cosas no avanzan con suficiente rapidez.
Reconocimiento que no sigue
¿Alguna vez te han aplaudido por terminar un trabajo difícil en quince días? ¿No? Pues es normal. En muchas organizaciones, la contratación se considera una función de apoyo, un “mal necesario” más que una palanca estratégica.
El resultado: cuando la contratación fracasa, te ponen en la picota. Cuando tiene éxito, es el directivo quien se lleva el mérito. Es frustrante, desmotivador y, sobre todo, injusto. Sobre todo porque todo el trabajo “invisible” (seguimiento, entrevistas, selección de candidaturas, gestión de herramientas) representa una gran parte de tu carga mental.
El aislamiento, ese mal insidioso
En el lugar de trabajo, a menudo eres el único, o uno de los únicos, que comprende los verdaderos problemas de la contratación. En estas condiciones, es difícil encontrar a alguien que escuche tus problemas cotidianos.
Y con el auge del teletrabajo, es aún peor: puedes pasar días enteros con tus compañeros sin más que mensajes de Slack o correos electrónicos, entre llamadas rápidas.
¿Cuál es el resultado? Te sientes solo, agotado y, a veces, incluso desconectado de lo que te hizo amar este trabajo en primer lugar. Y eso suele ser el principio de la espiral.
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Burn-out: reconocer las señales antes del choque
Por supuesto, no todos los reclutadores están al borde del agotamiento. Afortunadamente.
Algunos han logrado un equilibrio duradero: apoyo real de la dirección, priorización respetada, herramientas eficaces, etc. Estos casos demuestran que otros modelos son posibles.
Pero para muchos, es una pendiente resbaladiza. Y el agotamiento no llega con una luz intermitente. Se acerca sigilosamente, a menudo oculto tras las palabras “es sólo una mala racha” o “las cosas mejorarán después de esta contratación”. Excepto que fingiendo que no pasa nada… te diriges directamente hacia la pared.
Hay algunas señales que no deben ignorarse:
- Un cansancio persistente que no desaparece, ni siquiera después de un fin de semana entero en el sofá + series.
- Dificultad para concentrarse, olvido de tareas sencillas, pérdida del hilo de una conversación.
- Cada vez más irritable, cada nuevo acontecimiento inesperado se convierte en la gota que colma el vaso.
- Pérdida de motivación, incluso los éxitos ya no aportan satisfacción.
- Desapego emocional, funcionar con el piloto automático sin estar realmente ahí.
- Difumina la culpa, en cuanto levantes un poco el pie o te atrevas a decir que no.
- Y sobre todo: silencio, porque en RRHH a menudo sientes que no tienes derecho a hablar.
Si te reconoces en esta lista, o peor aún, si ya has pasado por el choque mental, entonces ya no es cuestión de optimización ni de gestión de la carga. Es hora de levantar el pie del acelerador. Realmente lo es.
Habla con alguien. Habla con un médico, un psiquiatra, alguien cercano a ti o un colega en quien confíes. Da un paso atrás. Pueden ser unos días fuera del trabajo, un descanso prolongado, un cambio temporal de ritmo… no importa. Tu salud está antes que tus KPI.
Y sobre todo: no te sientas culpable. El agotamiento no es un fracaso personal. Es una señal de que tu entorno te ha exigido demasiado, durante demasiado tiempo.
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¿Cómo podemos evitar el agotamiento entre los reclutadores?
Para evitar que el estrés se convierta en crónico, tenemos que replantearnos la forma en que organizamos nuestro trabajo. Y eso empieza por…
Revisar la gestión de prioridades
No todo puede ser “urgente”. Establece un verdadero sistema de priorización con tus responsables de contratación, y atrévete a decir que no cuando no sea realista. No eres un distribuidor automático de candidatos.
Compartir la responsabilidad de la contratación
No, como reclutador, no tienes que cargar con todo el proceso sobre tus hombros. Involucra a tus jefes desde la fase de información, hazles responsables de las opiniones de los candidatos e involúcralos en el proceso de toma de decisiones. ¡La contratación es un deporte de equipo!
Utilizar las herramientas adecuadas
Menos tareas manuales significan más tiempo para lo esencial. Centraliza tus candidaturas, automatiza tus seguimientos y utiliza herramientas de IA para potenciar tus búsquedas o encontrar los perfiles adecuados más rápidamente. En Herramienta4staffing es exactamente lo que ofrecemos con nuestro Applicant Tracking System.
Hablar abiertamente sobre salud mental
Organiza sesiones de intercambio entre compañeros, forma a tus equipos en gestión del estrés e introduce indicadores para controlar la carga mental (y no sólo los KPI de contratación).
En conclusión, el agotamiento del reclutador no es inevitable. Pero para evitarlo, el primer paso es reconocerlo. ¿Cuál es el siguiente paso? Replantearse las prioridades, las herramientas y el lugar de la contratación dentro de la empresa. En resumen, hay que volver a poner un poco de elemento humano en los recursos humanos. Puede parecer básico, ¡pero éste podría ser el verdadero reto de los departamentos de RRHH en 2025!
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